Por Juan Villacorta Paredes
El Cubismo, arte creado por Pablo Picasso y Georges Braque llevó a las últimas consecuencias la abstracción figurativa. Redujo la forma de las cosas a planos geométricos bien definidos, pero con el agudo sentido de organización estética. La alteración notable e forma corresponde a la originalidad y a la composición lineal. Naturalmente obedece también a la lógica evolución artística.
En "Candelero, jarra y cacerola" nótese, por ejemplo, la deformación rectangular de la mesa; tiene mucha similitud con la alteración de Cezanne en sus figuras circulares.
Además podemos apreciar la fuerza con que remarca los planos para destacarlos y lograr con esto mayor contraste cromático no obstante ser ellos muy agrisados.
Picasso alcanza en este bodegón, fuerza, consistencia, equilibrio, sentido de peso y buena estructura compositiva.
Los cuadros de Picasso exigen ya suficiente cultura artística. Parecen ridículos al neófito, pero monumentales al entendido.
"El tablero de damas" de Juan Gris es una magnífica muestra de bodegón cubista.
Vemos en el cuadro una dispersión de planos geométricos que parecen causar confusión, pero sin anular la idea de que existe en el ámbito una mesa y un tablero de damas. La escena conserva el sentido realista de las cosas no obstante ser completamente abstracta.
Hay además en el cuadro un juego variadísimo de líneas, pero todas ellas debidamente ubicadas y organizadas.
El artista, con el objeto de alcanzar el contraste y el rico juego de valores en luz y sombras, ha dividido su espacio en dos planos no iguales: el superior marcadamente gris y donde sus figuras contenidas armonizan con suavidad y buen gusto, y el plano inferior de un gris casi imperceptible donde sus figuras se destacan con violencia. Este recurso estérico indica la excelente calidad del artista y su gran dominio del concepto de variedad y armonía.
"As de trébol" es uno de los cuadros más sugestivos de Braque por la exquisita selección de recursos estéticos.
Si se fija la mirada en el cuadro sin interés de encontrar nada, se logra percibir de inmediato una distribución lineal vertical uniforme y paralela a través de las cuales se entrecruzan planos diversos creando al fin una composición muy original y agradable.
Respecto al nombre del cuadro se ve el as de trébol en la parte inferior. Este es ya un cuadro muy moderno que requiere nociones esenciales de cultura para su apreciación, pero tampoco escapa a la vista del profano la sutileza de su creación.