Por Juan Villacorta Paredes
Durante los siglos que van del I al XV de nuestra era, el bodegón desaparece como tema pictórico, no por falta de aprecio sino por decadencia del arte en el campo realista.
El arte de los siglos indicados es puramente espiritualista. Consideró la naturaleza humana y de las cosas como corrupta e indigna de ser tenida en cuenta dentro de la actividad artística.
Es en el siglo XVI del Renacimiento en el que reaparece el bodegón en forma impropia, sin la estructura y el objeto de su fin. Se presenta de nuevo recargado abrumadoramente de cosas, en aparente desorden, más con el propósito de lucir un realismo preciosista y sensual.
Pero dentro de tanto cariño por estimular los sentidos, en especial el apetito hasta la excitación voraz, se ven en distribución regular espacios donde se desarrollan escenas bíblicas, seguramente para compensar el excesivo materialismo del ambiente con un poco de moralidad religiosa.
No cabe duda que el cuadro es admirable por su realismo, pero muy poco puede agradar al buen sentido estético por el recargo de sus figuras y la complejidad de su composición.
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