Por Juan Villacorta Paredes
El arte de Paul Cezanne tiene la virtud de iniciar en la pintura moderna, la abstracción formal de las cosas.
El gran maestro entendió que la impresión y lo fugaz del impresionismo decaería prontamente por su inconsistencia y que por lo tanto era necesario crear nuevas formas caracterizadas por una mayor solidez y una mejor definición y organización estética.
Así vemos en "Tulipanes y manzanas" un cuadro sencillo, pero debidamente estructurado. La forma está más simplificada, pero bien definida. Sus colores se expanden en áreas amplias haciéndose interesantes por su sentido decorativo y por la riqueza de sus gamas.
El volumen de los objetos tiende a desaparecer, indicando una orientación hacia la bidimensionalidad o reducción a planos. Su composición es muy equilibrada y elegante si tenemos en cuenta la ondulación de las hojas que tocan el marco del cuadro y la rectitud de las líneas que configuran la mesa.
Vemos otro bodegón de Cezanne "Frutero, copa y manzanas". Aquí la simplificación figurativa es más original y abstracta. Hay un curioso artificio formal en las figuras circulares: las bocas y la base del frutero y la copa, han sido dibujados elípticamente no por desconocimiento de la perspectiva sino por razón de evitar la profundidad real.
Vincent Van Gogh
Van Gogh, personificó y espiritualizó todas las cosas de la naturaleza. Fue el artista de la expresividad, es decir, de aquel carácter por el cual el pintor exterioriza sus sentimientos más humanos.
Para Van Gogh todo tiene vida y alma. Para él, todas las cosas dicen algo, y ese algo es siempre un mensaje de paz, de bondad, de caridad cristiana.
Famosos en especial son sus bodegones. "La silla y la pipa", "Los suecos", "Los lirios morados".
Veamos la figura "La silla y la pipa". La silla es el imponente y a la vez el humilde personaje que llama la atención. Su aspecto realista bien logrado deriva de un excelente dibujo. Sus líneas que remarcan la figura indican fuerza y emotividad. Su colorido es muy rico no obstante su aparente sencillez. Agrada mucho su composición por la simplicidad con que organiza sus planos.
"Los girasoles" es otro de los más sugestivos bodegones del artista Van Gogh, por la sencillez compositiva de su fondo, la extraordinaria calidad de sus figuras logradas por un delineado vigoroso y un empaste grueso, fresco, espontáneo. El cuadro es una de las muestras más hermosas en lo que respecta al color. Sus amarillos dominantes son limpios y refulgentes. Sus girasoles parecen en verdad soles radiantes de luz por la intensidad de sus tonos.
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